martes, 11 de marzo de 2008

Jóvenes nicaragüenses

Lo tengo que decir al fin. Tengo envidia de Nicaragua, de los nicaragüenses y de su todo: cultural, patrimonio, paisajes, lagos y volcanes, selva, etc., de todo (lo he repetido varias veces por si no te habías dado cuenta). Hoy los jóvenes de Managua me han dado una lección, otra más. Que a pesar de estar ya avezado para tanto asombro, me asombra que me sigua asombrando (valga la redundancia). Tienen las ideas clarísimas, saben cómo tienen que hacer las cosas, cuáles son sus carencias, sus dificultades, las comentan sin rubor, como reafirmándose en su esfuerzo, pues los hace dignos, los hace libres. Son estudiantes, se esfuerzan a diario por mejorar sus vidas y las que tienen a su alrededor, a pesar del lastre de muchos hándicaps, como es una familia desestructura, tener que sacar adelante hijos sin ayuda, vivir muchos en la misma vivienda, no tener oportunidad de trabajar porque aquí se trabaja de lunes a viernes, 363 días al año, de 9 de la mañana a 9 de la noche, si trabajan en tiendas. Así, es imposible estudiar ni incluso asistir a las clases.
Siempre he pensado que te hace digno no conseguir cosas sino luchar por ellas. Que tuviese todo fácil me desesperaría, pues necesito sentir la dificultad de continuo. Y ahí está el verdadero valor de la vida. Aquí, en Nicaragua, se sienten plenos pues les exigen todos los sentidos, todos los esfuerzos, para mejorar sus vidas, para salir, simplemente, adelante. Y eso no lo llegamos a sentir en Extremadura, o yo lo percibo así. La gente rehúye del compromiso, de lo complicado, del riesgo, del miedo (tienen miedo del miedo, que lo hace peor). En Nicaragua, no les queda más remedio que afrontar todas las dificultades. Y eso no les quita el menor valor el hecho que les vengan impuestos todos los problemas. Al contrario, si tan fácil sería fracasar, lo sienten por doquier, qué les lleva a luchar de continuo, denuedo tan necesario que aquí es imprescindible. Los tengo envidia. Mi lema en la vida es la lucha, el esfuerzo, me da igual dónde llegue y qué consigua. Si caigo mil veces me levantaré dos mil. Seguir sobreviviendo, eso es lo importante. Es curioso que aún consiguiendo muchas cosas no les de importancia, pues no me llenan. Siempre busco cómo complicarme más todavía mi vida. Y eso me gusta. Por eso estoy aquí, y me gustaría seguir complicándome, seguir unido a Nicaragua mucho tiempo. Si caigo alguna vez, que tarde más tiempo en la caída que en la subida, en la reincorporación.

No hay comentarios: