lunes, 3 de marzo de 2008

Revolución Silvio Rodriguez

Cuanto más lo pienso, más similitudes veo en el concierto de ayer de Silvio Rodríguez con una revolución. Yo pertenecía a la clase excluída, aunque tuviese la entrada no podía entrar. Al final, con el ímpetu de la masa ansiosa, se derribó (abrió) las vallas que limitaban el paso. Sin poder limitar el acceso, todos entramos dentro del recinto, un descampado inmenso. Además, pasamos del área de general al preferencial, hasta la parte "VIP", sin importar la valla que las separa. Las diferencias (clases sociales) ya no importaban, éramos todos iguales. Vivir cómo a dos metros de tí zarandean una valla y la derriban y tú la pisas para pasar adelante, empujado por las miles de personas que te siguen y ansían, como yo, estar cerca de Silvio.
La sensación de plenitud, de igualdad, de ser unos "Nicas" auténticos, sin la cámara de fotos colgada al cuello, sin que nos ven raros, al estar rodeados por gente que se viste como nosotros, charlar en la cola con hombres y mujeres nicaraguenses, que disfrutan también con la música. Nos mezclamos, charlamos, hasta esperábamos en igualdad para entrar en el urinario portátil, que es igual que el de cualquier feria de pueblo en Extremadura. Esto sí que es integración en Nicaragua, ser unos más, ni más ni menos. Esto era ansiado por nosotros, era necesario.
Qué poco pedimos y qué difícil nos resultó encontrarlo.

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