martes, 11 de marzo de 2008

Sentimiento Nica

Hay algo en la forma de ser nicaraguense que me produce ternura. Ya me vendrán quienes digan que esto demuestra mi soberbia, mi visión paternalista. No me importa que piensen mal de mí, lo acepto. Quién me puede negar que cuando hablamos con nicas éstos se ponen nerviosos, como temerosos o humildes en exceso. Y esto no es ninguna crítica, al contrario. Seguro que nosotros al ser tan directos les sorprendemos hasta dejarlos un poco desconcertados. O no están acostumbrados que con desconocidos entablen conversaciones francas, como de amigos. O les choca ver gente con otro color de piel, aunque yo no desentone demasiado, más ahora tras días de playa, volcanes y montañas.
Sonríen cuando les hablamos, incluso cuando nos dirigimos a ellos para comprarles en su puesto callejero. Se entabla encontres una conversación dulce, empalagosa, como si quisieran seducirte con arrullos melifluos, con un coqueteo muy sutil. Creo que serán todos los factores que describí antes. Para quienes no están acostumbrados con tratar con hombres de tez clara, y además, creyendo que son gringos, te hablen en español, debe desconcertar. No somos gringos, sino cheles, españoles, tan recordados siempre como los conquistadores y los inquisidores, quienes impusieron la cruz por encima de todo, matando a quien se oponía a la opresión.
Se sienten cohibidos y ese sentimiento, nica 100 %, me produce ternura.

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