miércoles, 5 de marzo de 2008

La mitad del camino

Hoy es el día en el que se comienzan a contar los días hacia atrás. Y a todos nos da pena. Y no es que no quisiéramos volver, sino que, acostumbrados a nuestra vida aquí, nos parece lejana nuestra tierra, como si la recordáramos a través de un sueño. Sentimos, creo que el sentimiento es general, que nuestra comunión con Nicaragua es tan fuerte y nos ha llenado tan hondo que irnos parere una traición, pues estaremos alejándonos del lugar que tendremos en el corazón ya para siempre. Hay tanto que hacer en Nicaragua, tanto por lo que luchar, que el día a día en Extremadura será tan aburrido que casi no merece la pena volver. Aquí te sientes como en casa, más que en casa, pues puedes, o crees que puedes, cambiar la realidad, te sientes útil. No en Extremadura.

Escuchar a personas como Orlando Pineda, del Plan de Alfabetización, te hace cuestionarte muchas cosas. Para él la felicidad es ayudar al prójimo, un mensaje mesiánico pero verdadero. Y tiene tantas ganas de hacer cosas, de seguir alfabetizando, que a sus 63 años era más joven que nosotros. A pesar de que el barro siempre le llegaba a las rodillas por las dificultades, siguió trabajando, y donde otros sólo ven dificultades, el veía esperanzas. Hay que mantener viva la participación y la movilización en Nicaragua, es su lema. Los jóvenes tienen en este sentido una gran tarea que realizar. Ellos pueden acabar con los 1.000 millones de analfabetos que hay en el mundo, de los que el 64 % son mujeres. A la juventud la ve con la cabeza agachada, no hace nada ni por sí mismos. Creen que la felicidad son los coches, los móviles, los objetos. A pesar de tener todo, de ser ricos, son pobres de espíritu. Al contrario que los "jóvenes" como Orlando, que son pobres con gran espíritu. En 1983, 115.000 jóvenes alfabetizaron en las montañas a campesinos, pasando del 64 al 12 % de analfabetismo en Nicaragua. Los campesinos, por su parte, enseñaban las tareas que realizaban. Y se borraron los líneas imaginarias que separaban enseñar y aprender, pues los que más aprendieron fueron los jóvenes y no al revés.

La felicidad es compartir las tareas duras. Entonces, lo difícil se hace fácil. Y los que buscan una vida fácil, que sepan que lo fácil al final siempre sale difícil.

1 comentario:

Boca dijo...

Ehhhhh, que no me he olvidado de tí!!!! espero que estés bien por Nicaragua, no te he contestado antes porque no tengo tiempo ni para respirar.

Un abrazo!!! (por cierto, soy Migue de Almendralejo)